martes, 6 de agosto de 2013

“El huerto Blanco”



Aprovechando la sensación de profundidad que esta obra nos brinda, nos inspiramos para reproducir ese efecto en la sala, jugando a vivenciar con todos los sentidos el cuadro en la tridimensión, como si estuvieran los niños metidos en él. Esto permitirá que los alumnos no sólo miren el cuadro, sino que además, puedan involucrarse en su espacio.
Antes de convertir nuestra sala en "El huerto Blanco" les mostraremos a los niños la obra y realizaremos preguntas tales como ¿Qué colores predominan en el cuadro? ¿Alguna vez vieron o estuvieron en algún lugar parecido?
A continuación en cada mesa o en el piso, los niños utilizarán diferentes procedimientos sobre papeles afiches, pintando con pinceles, esponjas, rodillos, goteando pintura, trozando papeles, arrugando, recortando, abollando etc., crearán (inspirados en la pintura de Van Gogh) diferentes árboles con flores. Además pueden pintar papeles abollados y arrugados en forma libre. Una vez secos, se pueden colgar los afiches en sogas, unas más adelante y otras más atrás (como si fuera un tender), enganchándolos bien firmes, para que no se caigan. Los papeles abollados y pintados con manchas de color, como si fueran flores, se colocarán en el piso como si fuese la base del cuadro, simulando el pasto que muestra la obra.

Cuando terminamos de "transformar el aula" haremos que los niños recorran nuestra gran obra, también podemos invitar a la familia para que nos cuenten qué les parece y qué sintieron cuando observaron el trabajo terminado.

NOTA: dejar suficiente espacio entre los afiches no solo para que se puedan apreciar todas las obras desde una perspectiva; sino también para que los niños puedan pasear entre sus obras.




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